viernes, 21 de mayo de 2010

Mis tempranos nuevos tiempos (Poema 2º)

Hoguera del ayer,
calienta aquí a mi musa,
cuéntame que fue del Sol
de las bélicas andaduras.

Qué fue de los largos paseos,
qué fue de la luna luna,
qué fue del surcar el Egeo,
en trincheras de amargura.

No quisiera para mi la tortura
ni la muerte de vecina,
antes negar la aventura,
que pisar la rojiza.

Más aquí un bramido desesperado,
de quien peina su ignorancia,
con el peso de un arado,
de quien no mide la desgracia,
de a quien le faltan años…

Pese a ser consciente de nombrarlo,
nunca he temido al castigo.
Al impertinente e indomado,
llamarle por todo el indigno.

Pero aguarda rivera del beso,
no me apresuro si proclamo,
que le falta montaña al ascenso,
que yo he iniciado sin manos.

Y que por recordar no quede,
hubo coraje y motivos,
que ensalzaban al veinte,
y que hacían el camino.

Dónde buscar los ijares,
conexiones del aire y el trigo,
dónde aceitunas y panes,
dónde la prosa y estilo.

Dirán que tonto por los celos,
por querer respirar ese estío.
Por llenar de los hechos sus versos,
hasta al más infeliz envidio.

Pues ya no hay poesía de verás,
y sin ella mi pecho es desierto
porque a un corazón de poeta
le precisa latir con su tiempo.

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