domingo, 23 de mayo de 2010

Descomposición.

Otra vez, punto y aparte. De nuevo el eco de los cañonazos en nuestras retinas.
Centrifugamos nuestras manos, soltamos las hebillas con las que nos amararon al espacio, dos débiles hebras de falso laurel que nos distanciaban del tiempo.
El inicio de cada frase fue siempre aniquilado por los gritos y el llanto. Dimos paso a un final molesto, que buscaba un pulcro vehículo para marchar, que desfilaba entre piernas amputadas y colmillos desgarrados. Salió corriendo para darse de bruces con la arena y con la nieve, con el júbilo y el desamparo.
Otra vez, caímos. ¿Lo recuerdas? Fuimos mil, trece millones, treinta llamas. Malvivimos recomponiendo las brasas de la gruta y la plata de la armadura.
Todo se resquebró, se deslizó hacia el fondo, abismo monocromo que gime y sangra, que calla y espía. Allí la desesperanza no estaba al alcance de todos. Créditos sin provecho alguno, gozosos de resbalarse entre los dedos, descendían en diagonal, ¿lo recuerdas? Del sur al este, desde el metal a las sienes. Otra vez, alaridos en el prado, fortuna en el lodazal.
La abeja, muda y ciega, alimentaba al chacal, verdugo, que nos acunaba en su manto de alquitrán. El brutal púrpura desdibujó la trampilla, la llave apareció entre sesos putrefactos y su mano, sin concesiones, la rescató del minuto y del angosto verano.
"¿Saltamos?", dijiste. Otra vez, el aliento, se fagocitó.

1 comentario:

  1. Te lo dije personalmente, y te lo digo aquí por escrito para que quede constancia: Tienes un gran estilo. Tu personal narrativa enriquece este blog en el que abunda la poesía y la prosa. La desbordante imaginación que muestras y la sagaz y sutil micro-literatura que tratas con correcta gramática, y, repito y acentúo, con estilo, aporta un rasgo diferente, pero de la misma calidad a Ecos Afónicos. Gracias por haber subido este texto, espero poder leer muchos más.

    ResponderEliminar