lunes, 24 de enero de 2011

Disquisiciones Neurásticas

Me da miedo contarlo, sin embargo, hoy es uno de esos días. Últimamente vacilo sobre lo que significa escribir para mí, suelo decir que escribo porque necesito reubicar lo que siento, que escupo farfulladas cuando me es necesario y para eso la tinta o el teclado ayudan. Bien, hoy es uno de esos días, ¿por qué?.

Puede haber muchos motivos para que alguien necesite escupir, puede ser porque algo sepa desagradable en la boca, o porque de repente una asquerosa flema ocupe tu paladar y pida a gritos ser expulsada, o simplemente, porque no guste el sabor de la presente saliva. Hoy es uno de esos días. Y, ¿mañana? ¿Dónde acuden los mañanas a reunirse? Quisiera visitar sus mítines y regocijarme un rato con las miserias de cada ayer. Hoy es uno de esos días. Todavía noto el sabor, todavía percibo el olor, los pelos de mi barba están impregnados de su barata colonia. Y qué hago yo. Perfumo estas líneas con el hedor de mis actos, trasvaso, retransmito, “copio y pego”. Hoy es uno de esos jodidos días en los que la niebla se posa en el alfeizar de mi conciencia. Cada vez me adentro en aguas más prohibidas, ¿dónde están las líneas que dibuja mi mapa? Anoche me perdí.

Hoy es uno de esos días, ¡qué alguien haga algo por mí. ¡Deshacedme, descongestionadme, desinhibidme, desatascarme, destapar esta agria farsa que tan atrapado me tiene! Hoy es uno de esos días. Hace mucho que no te veo, no te esperaba.

Hoy es uno de esos días, llevo toda la noche colgado en un carámbano de insomnio.

Todo empieza en la nada. Fui y ahora quiero acabar de ser, mas fui. Fui nada. Pasé a ser un yo prepotente, más tarde la prepotencia se tornó en aliento. Aliento que sigo gastando, pero no de la misma manera. Ahora simplemente administro la provisión.

Hoy he vuelto a pecar, me vasto yo sólo para hacerlo. ¿Tienes licencia para conducir por estos lares? Nunca sabréis que respondió.

El Gilipollas: ser nulo, de tanto café, descafeinado; de tan sediento, satisfecho.
Gilipollez: Me encanta esta palabra. Me revoca lo ridículo, lo inesencial, lo vacío de intención; siendo a su vez una bravuconada chulesca, un posible anuncio de una mente crítica, minúsculo y jugoso indicio de lucidez, pero ante todo, me gusta porque tiene atmósfera, tiene estilo.

Hoy es uno de esos días. No pretendo que os guste. ¿Lo necesitaba contar?, ¿lo necesitabais saber? Quien quiere contar se arriesga a pagar su deuda, quién quiere saber no se arriesga, ya la debe.